Bailaba la canción de Zahara "en la habitación" de un modo infantil. Casi de la misma forma en que ella era de una manera deliciosa, pueril. Su vestido se agitaba con cada vuelta y saltito que daba, dejando ver esos culotes de color azul cielo. Sus muslos torneados y apetecibles, acariciaban el polvo que se veía a trasluz. Le cantaba a un cepillo que hacía las veces de micrófono improvisado, y me decía "hoy todo lo demás, es lo de menos". Y era cierto, no me importaba más que ella mostrándome de manera angelical sus secretos más profundos, guardados entre sus dos largas piernas, en sus labios pintados de rojo vino... Su pelo oscuro ondeando en cada movimiento de brazos frágiles. Las cervezas adornaban estupéndamente la mesa del salón, y hacían mella en Gabi. A mi no me importaba, sabía que después de su exibición de baile me la llevaría a la cama para que tras agotarnos mutuamente, se quedara dormida entre mi piel caliente.
Si, en mi piel caliente...
"...jugamos a ser humanos en esta habitación gris..."
Cuánta sensualidad hay ahí...
ResponderEliminarLindo y sugerente =D