Nieva, por lo que yo vuelvo a ser
feliz, a silbar villancicos en bajo
(no sea que molesten a alguien) y a sonreir cada vez que andando bajo los copos se me enrede uno en las pestañas. A desear pasear con el
frío de la mano de ese alguien. A arrastrar los pies por el manto blanco imaginando que patino...
Nieva, y yo vuelvo a ser feliz.
Pues aquí no para de nevar, y lo odio... odio ir a currar y que se me metan copos en los ojos, en la boca,... creo que deberían de llevarse de nuevo los pasamontañas!
ResponderEliminarAprovéchalo! y disfrútalo!