Pecar contra tu boca, hasta matarme la locura...

viernes, 24 de septiembre de 2010

****Vestidos blancos****


Miraba a la feliz pareja desde mi mesa, una de esas redondas, con mantel blanco o de algún blanco en general (¿sabéis que hay blanco roto?). Bailaban "la vie en rose" en la versión magnífica de Louis Amstrong, como apertura del baile, dejando a un lado el típico vals horrible. El vestido de ella se movía suavemente mientras le miraba a los ojos, totalmente enamorada, y él le cantaba la canción con absoluta devoción.

Eran perfectos el uno para el otro. Ella feliz siempre, él trabajador y enamorado de ella hasta el tuétano. No podía por menos sentir envidia de que a ella le mirara alguien así, de esa forma en la que no hay nadie más en la sala. Era simplemente perfecto. Su vestido de boda de algún diseñador famoso, hacía que pareciera una mezcla entre un hada y una princesa disney de lo más impresionante. Él con su chaqué negro y su camisa de seda en tono azul claro le daba aspecto de marido impecable.

Era su comieron perdices. Y mientras yo estaba sentada con mi vestido negro (siempre negro) palabra de honor con cola, ajustado y mis ondas en el pelo no pude dejar de preguntarme si las mías estarían en alguna parte esperando a que las cazase. Desde luego, el chico de la mesa de enfrente venía hacia mi, y cuando me invitó a unirme a los novios y los suegros en la pista de baile, me dije que aunque la vida fuese una mierda por no tenerte en ella, llegaría el día en que yo estaría en el lugar de ella. Y tocarían "la vie en rose" para mi, o aún mejor "what a wonderful world".

Llegará.

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